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EDUARDO MENDOZA: El secreto de la modelo extraviada, Seix Barral, 2015. 
En su nueva novela, el detective loco que protagonizó El misterio de la cripta embrujada, El laberinto de las aceitunas y recientemente El enredo de la bolsa y la vida recuerda un caso aparentemente cerrado de los ochenta y no ceja en su empeño de resolverlo más de veinte años después. Novela policiaca, por tanto, pero con el sello inconfundible del humor ácido de Mendoza.
MO YAN: ¡Boom!, Kailas, 2016.
El Premio Nobel de Literatura 2012, en su primera novela publicada en español tras el fallo de la Academia sueca, dibuja con su maestría característica el camino que ha zigzagueado su país, hasta zambullirse en un capitalismo extremo e inhumano. La necesidad del Pueblo de la Matanza de consumir y comercializar carne sin control y sin escrúpulo acompaña el ascenso social de Xiatong Luo y del alcalde del pueblo, el Señor Lan. 
En ¡Boom! la carne es símbolo de la transformación, por no decir de la obsesión, de la sociedad china que evoluciona hacia un capitalismo basado exclusivamente en ganar más y más dinero. Junto con esta estrambótica y rimbombante peregrinación por la campiña china, el autor nos brinda una cornucopia de carne animal ya cocinada: avestruz, camello, burro, perro, además de otras variedades más comunes. A la vez que sus dos narraciones convergen y se aclaran mutuamente, Mo Yan se adentra en el carácter y el estilo de vida de la China moderna.

YOKO OGAWA: Bailando con elefante y gato, ed.Funambulista, 2015.
En esta novela, un niño que nace con los labios sellados pero con un gran don para el ajedrez, queda fascinado por la elefanta Indira y por su maestro de ajedrez.

El maestro le enseñará al chico toda la magia y poesía del ajedrez, al que jugará escondido bajo el tablero y del que sale solo para efectuar los movimientos. Tras la muerte del maestro, el chico se traslada al Club de Ajedrez Pacific, donde jugará las partidas de manera anónima dentro de un autómata, el pequeño (Litle) Alekhine. Allí conocerá a una singular muchacha, la Momia, y a su paloma. Finalmente, acabará en la residencia Étude, donde se refugian antiguos jugadores de ajedrez.
RAFAEL CHIRBES: Paris-Austerlitz, Anagrama, 2016.
El narrador de esta historia, un joven pintor madrileño de familia acomodada y afiliado al Partido Comunista, rememora, a modo de urgente confesión que posiblemente se deba a sí mismo, y en la que a ratos parece justificarse, los pasos que le han llevado al último trayecto de su relación con Michel. Michel, el hombre maduro, de cincuenta y tantos, obrero especializado, con la solidez de un cuerpo de campesino normando; el hombre que lo acogió en su casa, en su cama, en su vida cuando el joven pintor se quedó sin techo en París; Michel, cuya entrega sin fisuras le devolvió el orgullo y lo libró del desamparo, hoy agoniza en el hospital de Saint-Louis, atrapado por la plaga, la enfermedad temida y vergonzante.
JUAN GABRIEL VÁSQUEZ: La forma de las ruinas, Anagrama, 2015.
En el año 2014, Carlos Carballo es arrestado por intentar robar de un museo el traje de paño de Jorge Eliécer Gaitán, líder político asesinado en Bogotá en 1948. Carballo es un hombre atormentado que busca señales para desentrañar los misterios de un pasado que lo obsesiona. Pero nadie, ni siquiera sus amigos más cercanos, sospecha las razones profundas de su obsesión.

¿Qué conecta los asesinatos de Jorge Eliécer Gaitán, cuya muerte partió en dos la historia de Colombia, y de John F. Kennedy? ¿De qué forma puede un crimen ocurrido en 1914, el del senador liberal colombiano Rafael Uribe Uribe, marcar la vida de un hombre en el siglo XXI? Para Carballo todo está conectado, y las coincidencias no existen. Tras un encuentro fortuito con este hombre misterioso, el escritor Juan Gabriel Vásquez se ve obligado a internarse en los secretos de una vida ajena, al tiempo que se enfrenta a los momentos más oscuros del pasado colombiano.
FRED VARGAS: Tiempos de hielo, Siruela, 2015.

Alice Gauthier, una respetable profesora de matemáticas de sesenta y nueve años, aparece muerta en su bañera. Todo parece apuntar a un suicidio, pero ciertos detalles, como un extraño signo trazado en el lugar del suceso, hacen pensar que quizá haya algo más detrás de la muerte. Al poco, una mujer dice haber enviado una carta que la muerta había escrito a un tal Amadée Madfauré, cuyo padre se habría suicidado dejando un signo similar. Las sospechas se confirman al comprobar que ambas muertes tenían algo más en común: las dos víctimas formaban parte de una trágica expedición a una remota e inexplorada isla de Islandia diez años atrás.

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